Los partidos de la fase de grupos de River Plate se disputarán en la Costa Oeste, en el Lumen Field de Seattle y el Rose Bowl de Pasadena, California, donde se enfrentarán a Urawa Red Diamonds, Monterrey e Inter de Milán, rivales del Grupo E. Mientras tanto, Boca Juniors, uno de los antiguos clubes de Diego Maradona, jugará en el Hard Rock Stadium, cerca de Miami, y en el Geodis Park de Nashville, Tennessee, junto con el Bayern de Múnich, el Auckland City y el Benfica en el Grupo C.
No es inusual que agencias federales como el Ministerio argentino compartan información sensible sobre fanáticos del fútbol violentos con los países anfitriones antes de importantes torneos de fútbol.
El riesgo de violencia de los aficionados era una preocupación importante antes del Mundial de 1994, que se jugó en nueve ciudades de Estados Unidos. Los organizadores de ese torneo dijeron a The Athletic el año pasado que las fuerzas de seguridad inglesas compartieron información sobre “hooligans conocidos” con funcionarios estadounidenses, aunque eso resultó más preventivo que necesario después de que Inglaterra no calificara para el torneo.
En lo que respecta a este verano, los aficionados del Manchester City y del Chelsea sujetos a una Orden de Prohibición de Fútbol (FBO) también tendrán prohibido viajar a Estados Unidos para el Mundial de Clubes, tras la legislación emitida el mes pasado por el Ministerio del Interior británico. Unos 150 aficionados de ambos clubes deberán entregar sus pasaportes durante la competición o serán sancionados. Cualquier aficionado que desee viajar necesitará permiso de la Autoridad de la FBO.